No sé nadar


Nado mal. Siempre que me meto en el agua, firmo mi contrato con la señora tortícolis. El agua en la cara me agobia y siempre respiro al revés. También soy muy torpe a la hora de andar en sandalias. ¿Quién puede estar cómodo paseándose por una nave, medio desnudo? En esos momentos en los que intento chapotear (siempre en la calle lenta, por supuesto), me atrapan todas aquellas cosas que no sé hacer, hago mal, o de forma tristemente mediocre (siempre he pensado que es mejor hacer algo mal, que ser mediocre). Los malos son simpáticos, especiales... El mediocre, es eso, mediocre, uno del montón pero por abajo.

No sé hablar inglés. Y es absurdo, porque me he pasado la vida luchando con ese idioma. Es curioso que todo el mundo me diga que sé hacerlo (nadie lo dice cuando estoy flotando), pero lo cierto, es que no sé inglés. La sensación es más o menos la misma que en la piscina: torpeza, decepción, ansiedad... 

El cálculo mental no se ha hecho para mi. Todavía utilizo los dedos, y dependo constantemente de una calculadora. No sé si al resto de los mortales les ocurre, pero necesito dibujar esas dos lineas de la regla de tres, si quiero hacer algo al respecto. Esta ineficiencia a la hora de calcular, me viene de perlas cuando hago nóminas. Como en el inglés, mi cerebro es lento cuando se trata de colocar caracteres en una secuencia determinada. Soy lo que se dice, un procesador serial. 1+1=2

Tampoco memorizo cosas. No me da la gana. Memorizar es una pérdida de tiempo. ¡Ey! ¡Soy muy bueno memorizando sin querer! Olores, sensaciones, momentos... pero no sé si puedo atribuir esa "virtud" a mi propia inteligencia.

Al andar, se me nota la tensión, en general suelo ser una persona nerviosa. Trabajo sobre eso, y creo que voy logrando pequeños objetivos. No hace mucho aprendí a dejarme llevar. Ahora incluso no me importa que se me note que... soy bajito y tengo las rodillas torcidas. Eso me ha supuesto un montón de apodos infantiles, que prefiero no dejar por escrito.

Podríamos decir que cinco años de psicología y toda una infancia de introspección han desarrollado en mi cierta sensibilidad. La he tirado toda por la borda en Madrid. Allí, para sobrevivir, me entrené en situaciones límite de estrés. Muchos encierros en el baño me han costado esos dos años. Al volver, sensibilidad cero. Así que tampoco puedo echarme flores en eso que llaman amor.

¿Sexo? (ver párrafo 5)

Si tuviese que destacar una virtud, podría ser el criterio. Objetividad. No sé muy bien como enfocar ese "know-how", pero sé que es una virtud, porque a pesar de no gustar a la sociedad en general, yo me siento muy orgulloso de tomar decisiones en base a criterios, sin menospreciar las partes cualitativas de cualquier problema. Esto significa tener menos amigos. Gustar a menos gente. Pero ser más justo. Y en esta justicia intento no dejarme llevar por mis defectos,  hablar inglés con acento de Vilaboa, contar con los dedos en cualquier reunión de trabajo, recordar el pasado como si fuese una gran sensación, correr, sentarme bajo los faros hasta llorar del aburrimiento, tener sexo del malo y en definitiva, tirarme a la piscina.

Dié

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...