25 años

Los años son nuestros y de nadie más. Nadie tiene derecho a utilizarlos para nada más que para desearte lo mejor.

Son 25 años. Un cuarto de una vida que te pertenece, que ningún ser debe tocar. Aleja las yemas de los dedos de cualquier ingrato, de cualquier personaje mal creado. Porque es tu sangre la que corre por tus venas, es tu piel la que aún se estremece y cualquiera que se quede más tranquilo rasgándote las sienes, atrincherándose en tu memoria no merece más que la soledad.

Empieza tu nueva etapa, tu página en blanco, y el lápiz... el lápiz son tus ojos. Date la vuelta y corre, vive, sueña... pero no recuerdes aquello que tu cuerpo ha decidido alejar, porque los años son sabios, y no caminamos hacia atrás.

Estoy seguro de que has aprendido, que los años son para vivirlos, y llorar por nada no construye ríos. Navega en la sonrisa de nueva gente, en las palmas de desconocidos y en los abrazos que tus compañeros de viaje estamos deseando darte, sin pensar en nosotros, sin crearte emociones negras, sin interesarnos más que tu felicidad.

Felicidades. Nada que comienza con un llanto, puede ser más dulce que el comienzo de un nuevo día. Mañana tendrás 25, y tres abundantes cuartos del pastel por comerte (olvida ya las migajas, y ponte las botas!)

Te quiero.


Seguridad Pasiva

Los humanos nos olvidamos de los malos momentos. Pasan a una zona del cerebro de la cual no recuerdo muy bien su nombre, en la que se asientan y se duermen. Lo que no nos cuentan en la facultad, es que somos los humanos los que despertamos esos momentos cuando dejamos de lado nuestra función de centinela.

Y somos criticados los centinelas, llamados fríos, insensibles, duros. Y esas mismas palabras son las que reblandecen la duramadre, y cuándo ya es algo así como pan mojado, nos tocan la zona "cofre escondido" y duele, escuece hasta que vuelve a cicatrizar.

La naturaleza es sabia, sabe como hacernos felices, y nos empeñamos en acuchillar sus barreras. Culpa de poetas, Hollywood y todo occidente, ¡Ah! ¡Y del Tango! El Tango siempre tiene la culpa de estas cosas.

Por eso, tras el golpe, entra en juego algo así como la seguridad pasiva del organismo. Nuestra almohada se convierte el Airbag del peatón y los cinturones nos inmovilizan, nos bloquean. Y tu casa, que es el templo de de los malos y buenos momentos, es de repente una cárcel, llena de pequeños recuerdos en cada esquina, en cada jardinera, en cada cojín.

Y todo esto por olvidar, que cuando uno es feliz, debe ser cauto, y dejar la ambición a un lado, y compartirla poco a poco, y no arriesgar, porque con veintiséis años, uno ya tiene cosas que perder... como la estabilidad...


Die.


06.16


Volver.

Volver al origen, a tu cuarto cálido, dónde la luz amarilla (más comúnmente llamada por mi "de navidad") alumbra todas las incertidumbres que puedo traer de la gran polis.

He comprobado que es más sencillo cribar de forma gruesa, y darte cuenta de que solo te interesa el uno por ciento de la muestra. Esa partícula de humanidad que quieres en tu vida, sea como sea. He comprobado también que la prepotencia de "querer" no tiene nada que ver con el capricho. Es algo más similar a ese deseo incongruente, ese pedir sin argumentar, ese sinolotengomemuero. Justo lo contrario a lo que nos tienen acostumbrado padres, profesores y dioses. Y es que cuantos más años pasan, más esquemas vitales rompemos.

No nos atan nuestras decisiones, sin darnos cuenta, seguimos atados al sentido común, que mejor o peor, nos ha nacido a cada uno. La eterna lucha entre cabeza y pecho, entre impulso y razón, entre amor y pasión... Estamos atados a lo contrario de lo que pensamos, nuestras decisiones no tienen ya nada que hacer. Si todo fuese más fácil lo haríamos más difícil, por eso no damos pasos, porque así todo está bien.

Y soy idiota.

Soy idiota porque vuelvo a estar sentado en mi escritorio como hace siete años y sé con certeza que no tengo nada más claro, que el tiempo le da la razón al caos, y que no controlaremos ni ocasos ni crepúsculos. Porque a pesar de que normas, reglas y motivaciones, sean claras, siempre está esa parte que nos empuja al vacío.

Y al que desde este escritorio desearía caer.

Sin saber si eso está bien o mal. Y menos mal que aún hay bienes y males que no podemos descifrar... porque sino no estaría de nuevo ante esta cálida luz, ni pensando en ti, ni sintiéndome mal, ni creando terremotos, ni cayendo al vacío, ni volviendo a vivir...

Y todo esto sin dar pasos, sentado.¿Qué más puedo pedir?

Sr.Pasado

Locura

Pasan inexorables los días, no somos mejores, ni soñamos en colores claros y olores afrutados.

Vino olor a flores, suave brisa del pasado y el cálido roce de la piel de cualquiera, cualquiera que con un golpe en las sienes te diga que te quierequeteamaquetequierematar contra la pared del fondo. Que no se mueve, que es blanca, que destila leche que sabe a madre, a padre a infinito. A nada.

Y "wake up" y "get up" y la mierda de los cuadrados marrones de tus arroyos, y los tuyos, y los de más allá. Y solo quieres estar con la cabeza en la fría baldosa de la cocina.

Ansiedad de tenerte y no tenerme. Estupidez de adulto y adulterio. Amor caducado, pasión renacida, amor en vigor, "reseso" de nuevo. Sintiendo la nada, volviendo al todo y tocar amarilla la pared.

Olor a flores, el vino cayendo sobre la mesa, la copa rota en la alfombra. Infectado el idioma, asaltada mi mente y desnudo en el pasillo. Sentado, a oscuras, con labios claros y sin saber que hacer. Llorando, sin compromiso ni sexo desenfrenado, sin columpio en el jardín ni bragas sobre la silla, sin ti, pero contigo.

Frío.



Dié



A + B = C

Enamorarse de una ciudad no es más que haberse enamorado de uno de sus habitantes y dejarse envolver por la recurrida metonimia.

Si te enamoras de un habitante, sueles querer habitar cerca, al lado, en su casa. Es lo normal.

Si vives lejos, decides, eliges, planeas. Nunca dejas el destino al libre albedrío, cuestionas los raíles. Luchas, en definitiva.

Si la receta no sale como esperábamos, lo ideal sería volver a intentarlo, un par de veces más, no abusar. Y finalmente, desistir.

Enamorarse de alguien es claro e inequívoco. Si no es así, pasado un tiempo, debes dejar marchar al no objeto de ese sentimiento. Blanco y en botella.

Todo lo que se escapa a este A + B es cuanto menos, improcedente. Alimentar nuestro ego, confundir dependencia, amistad o amor, utilizar la distancia como arma arrojadiza, o jugar al pica-pica, no debiera ser estrategia a seguir.

Pero a veces lo es. Y la C, tan clara para algunos, se transforma en valores numéricos, letras griegas y epopeyas fariseas.

Ante eso. Solo nos queda la ira, y aliarnos con nuestra enemiga distancia, que como el tiempo, todo lo cura.


Die

Castellanos de Castilla


Castellanos de Castilla,
tratade ben ós galegos;
cando van, van como rosas;
cando vén, vén como negros.

Cando foi, iba sorrindo,
cando ven, viña morrendo;
a luciña dos meus ollos,
o amantiño do meu peito

Aquel máis que neve branco,
aquel de dozuras cheo,
aquel por quen eu vivía
e sen quen vivir non quero.
Foi a Castilla por pan
e saramagos lle deron;
déronlle fel por bebida.
peniñas por alimento.

Déronlle, en fin, canto amargo
ten a vida no seu seo…
¡Casteláns, casteláns,
tendes corazón de fero!

¡Ai!, no meu corazonciño
xa non pode haber contento,
que está de dolor ferido,
que está de loito cuberto.

Morreu aquel que eu quería
e para min non hai consolo:
so hai para min, Castilla,
a mala lei que che teño.

Permita Deus, casteláns,
casteláns que aborrezo,
que antes os galegos morran
que ir a pedirvos sustento.

Pois tan mal corazón tendes,
secos fillos do deserto,
que se amargo pan vos gañan,
dádesllo envolto en venero.

Aló van, malpocadiños,
todos de esperanzas cheos,
e volven, ¡ai!, sen ventura
cun caudal de desprezos.

Van probes e tornan probes,
van sans e tornan enfermos,
que anque eles son como rosas,
tratádelos como negros.

¡Casteláns de Castela,
tendes corazón de aceiro,
alma coma as penas dura,
e sen entrañas o peito!

En tros de palla sentados,
sen fundamentos, soberbios,
pensas que os nosos filliños
para servirvos naceron.

E nunca tan torpe idea,
tan criminal pensamento
coubo en máis fatuas cabezas
ni en máis fatuos sentimentos.

Que Castela e Casteláns,
todos nun montón, a eito,
non valen o que unha herbiña
destes nosos campos frescos.

Só pezoñosas charcas
detidas no ardente solo
tes, Castela, que humedezan
eses teus labios sedentos.

Que o mar deixoute esquecida
e lonxe de ti correron
as brandas augas que traen
de plantas sen sementeiros.

Nin árbores que dean sombra,
nin sombra que preste alento…
Chaira e sempre chaira,
deserto e sempre deserto…

Esto che tocou, coitada,
por herdanza no universo,
¡miserable fanfurriñeira!,
triste herdanza foi por certo.

En verdade non hai, Castela,
nada coma ti tan feo,
que aínda mellor que Castela
valera dicir inferno.

¿Por que aló fuches, meu ben?
¡Nunca tal houberas feito!
¡Trocar campiños floridos
por tristes campos sen rego!

¡Trocar tan claras fontiñas,
ríos tan murmuradores
por seco polbo que nunca
mollan as bágoas do ceo!

Mais, ¡ai!, de onda min te fuches
sen dó do meu sentimento,
e aló a vida che quitaron ,
aló a mortiña che deron.

Morriches, meu queridiño,
e para min non hai consolo,
que onde antes te vía, agora,
xa solo unta tomba vexo.

Triste como a mesma noite,
farto de dolor o peito,
pídolle a Deus que me mate,
porque xa vivir non quero.

Mais en tanto non me mata,
casteláns que aborrezo,
hei, para vergonza,
heivos de cantar xemendo:
¡Casteláns de Castela,
tratade ben ós galegos:
cando van, van como rosas;
cando vén, vén como negros!

Rosalía de Castro

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...