Sea una vida o sea una hora

Hay veces en que huir de lo sencillo nos vuelve estúpidos. Hay veces que ser cursi es necesario, y días en que dos palabras te cambian el rumbo. Hay veces que tener miedo no es adaptativo, y hay habitaciones oscuras que iluminan.

Hay cometas que no vuelan. Hilos que atan. Silencios que no mueren, autopistas que te pierden. Y después, después estás tú.

Que dices sin decir, que asaltas mis dudas y sonríes a mis miedos. Que cuidas mis pasos sin que me de cuenta, que cortas en el punto exacto, que tocas las notas con precisión matemática, que esperas los tiempos adecuados, que duermes y respiras tranquilo y me duermes con una sonrisa.

Estás tú que no esperas nada esperándolo todo y me enganchas sin darme cuenta. Que te alejas lo justo para tocarme el alma y te acercas lo necesario para besar mis días.

Que me abrazas y sueñas conmigo, durante una vida, o una hora, o lo que demonios tenga que ser.

Gracias, porque contigo soy calma, porque contigo el camino es fácil y es reto a la vez, porque no he tenido que dibujar estratagemas, porque he caído suave y feliz, porque incluso la canción más ñoña, cobra sentido. No necesito más de nada. Salvo que vuelvas.





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