Ventana de Oportunidad

La vida es el juego macabro de dos dioses que no saben tirar los dados ni jugar al parchís. Las reglas las marca el azar, y estas dos proposiciones, se niegan y se transforman. Y el resultado es la falacia de que el camino es caminado por nosotros.

Tomar decisiones diarias es el placebo con el que los dioses han tratado de bendecirnos. Y nada más lejos de la verdad a excepción de cuando se abre esa ventana de oportunidad, que es más comúnmente conocida como el tren amarillo (mostaza) que pasa por una más que dudosa estación decrépita y abandonada. 

El tren no para, pero pasa. No para porque la estación está cerrada y los dioses han tirado dobles, y riéndose mientras juegan con las agujas, el convoy pasa lento lento lento... 

Los amantes del ferrocarril, solemos preferir las máquinas más estropeadas, más ruidosas y más difíciles de encontrar. Por eso, y aunque la estación esté cerrada, miramos hacia arriba, maldecimos al azar, y aspiramos fuerte el olor a oportunidad. Pero cerramos la ventana y sacamos nuestro cuaderno de viaje, 00:15 pasa la 242-0278 y abre su puerta el vagón comedor de primera clase.

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Arosa

Abril

Anoche escuchaba el tambaleo de tambores rodando por mis marzos. Era la sangre espesa por mi vena cava, palpitando primaveras. Anoche lloraba la rabia en mis adoquines, goteando de color blanco angustia. 

Los meses impares son como paredes encaladas perpendiculares, cortando las buenas rutinas y las malas pasiones. Los meses con M son asfixiantes a excepción de mayo, que precede las íntimas pasiones de los veranos en mi ciudad.

Llevamos apenas dos horas y media de abril. Dicen que la Virgen prefería abril, pero estoy seguro de que un andaluz optó por dejar ese mes para la feria. Sábados de gloria, jueves benditos y pascua de tus ojos. 

Suda el sexo cansado de no pensar y hablo del superior, cuándo a sexo me refiero. Volteo la cabeza hacia el cabecero de mi cama. Blanco marzo. Supongo que abril viene cuando uno lo desea muy fuerte. Abril de mis amores, que riegas con agua verde el blanco marfil de todos mis pasados, con precisa emoción nos adviertes de la primavera y sus pecados.

¿Puedes hablar sin cometer adulterio de marzo en abril? Te han engañado cuando recitabas los versos del calendario lunar. Abril es el mes uno. Es desperezarse y sentir la lluvia fría sobre tu rostro caliente, es tu cara observándome fijamente, es el loco sorbiendo con tenedor, es la postura inadecuada, es un poco el cumpleaños de una vía muerta y a la vez la ilusión de lo provisional.

Abril no es para zanjar, ni para comprometerse a nada. Abril es para comenzar a vivir.




Dié

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...