Mirando o lume do norte

Nas longas noites de inverno, na Galiza de onde veño. As vellas contan contos de meigas, estrelas e defuntos. Todos xuntos, arredor da lareira, trememos co son do aire nas fiestras de madeira. A pinga que cae no vertedoiro, e a lua, antoxanse ledas e caprichosas, nesas noites, longas noites de inverno.

Despois, en xuño, cos petos cheos de ilusión (porque aos galegos tamén nos gusta o sol), camiñamos lixeiros polos carreiros das nosas vilas, cos cestos cheos de sardiñas e o peito enchido de recordos que esquecer. Ao lonxe, arredor de toda a ría de Vigo, miramos (e tamén vemos), as cacharelas que espertan por triplicado (no mar, na terra e no aire). O lume do inferno, que sae a saudar aos mortais desta terra, esquecese de demos e meigallos, para ofrecer un día o ano, a maxia e ese pouco de bo, que agocha o resto do verán.

Xa na cacharela de Vilaboa, veciños e veciñas beben viño e comen churrasco e sardiñas. Os nenos, xogan espertos, nesta noite de ledicia e os máis vellos, xa non contan historias de medo, prefiren sorrir e acordar. Acordar porque unha vez entrada a medianoite, todos calan. Arde a madeira, e con ela, tódolos males do inverno, cada golpe, cada desamor, cada loita, cada bágoa. Un a un, os galegos, queimamos a mala xente das nosas vidas, os escuros recordos, o mal, ese mal que afunde o corazón dos nosos, que fortes por fora, a miudo deixámonos levar polas emocions e sentimentos menos terrenais, esquecendo que en Galiza, tamén hai verán.

Benvido verán. Benvido :)


Somos nada


Somos nada.


Intentar anclar con imperdibles lo que el mar arrastra.
Clavar nuestras uñas en baldosas de cemento.
Nadar contracorriente hacia nuestra propia desidia.

Somos nada.

Ni agua refrescante sobre nuestros cabellos secos.
Ni aire fresco entre nuestros dedos entrelazados.
Nada de vino sobre alegrías de mentira.

Somos nada.

Cualquier rostro en forma de luna.
Cualquier ombligo invisible.
Cualquier pie nunca antes rozado.

Y terminar el cuento sin luna sobre nuestras flores.
Terminar sin haber comenzado a vivir.
Tocando timbales de deseos inconclusos.

Que se quedan en nada.

Die.

No te quiero tanto



Me ha llamado caballero la puerta de un lavabo.
Me he mirado en el espejo y no era cierto, y he llorado.
Hoy no tengo la cabeza como para hacerte un tema y ando.
Ando equivocado y sin camisa, soy un carnaval de Cádiz y ando.

Y guardo en la memoria el equilibrio de un domingo atravesado,
y guardo aquel retrato de tu pecho que escondí en el calendario.

Te he dejado en la despensa lunas, si acaso es que oscurece.
Creo que se hace tarde y ya empezó la orquesta. Busca entre la gente.
Caras demasiado cuerdas para un escenario cada viernes,
esperé hasta el sábado y la feria fue cambiándome la suerte.

Pongamos que te pongo y tú me pones el derroche entre las manos.
Pongamos que él te llama y no le coges, y se nos juntan los labios.

Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto
como para no ver que hay gente aquí, a mi lado.
Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto
los días de domingo que pesan como años.

No te quiero tanto...

Qué hacemos de los dos ahora que ya me quiero un poco,
que me moja el mar del sur los pies. Me moja y no estoy solo.
Medio loco como tú, como aquel verano azul que se nos fue de las manos.

Despierta ya, mi bien, despierta que ya amaneció,
que otra vez nos llama hacienda, que hay atasco en la M - 30,
y aún nos quedan fuerzas para medio asalto en la calle Libertad.

Pongamos entre los dos dos Gyn Tonics en lugar de tu abogado.
Pongamos que él te llama y no le coges, y se nos juntan los labios.

Y no te quiero tanto... y no te quiero tanto...


Andrés Suarez

La extracción de la piedra de la locura




No nombrar las cosas por sus nombres. Las cosas tienen bordes dentados, vegetación lujuriosa. Pero quién habla en la habitación llena de ojos. Quién dentellea con una boca de papel. Nombres que vienen, sombras con máscaras. Cúrame del vacío --dije. (La luz se amaba en mi oscuridad. Supe que ya no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame --dije.

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