Malasaña




Sé que vivirás en Malasaña, que te besarán en los portales de Corredera Alta volviendo del Tupperware y beberás copas de mierda en noches vulgares que no olvidarás nunca. Dormirás poco, llorarás más de la cuenta y echarás de menos aquella cama - que aún te espera - y te cagarás en los muertos de aquel payaso que un día como hoy te vendió esa ciudad inexplicable (...). Pasarán los meses dormirás poco, llorarás menos y recordarás con cariño aquella cama, porque ya no será la tuya. Ya nunca lo será. Porque la tuya está en Madrid.

Y un día, sin más, no existirá otra ciudad.

Porque no la hay.

Consultorio NI: Véndeme Madrid

Vientos Alisios


Vera no sabía si era miércoles o jueves, cuando Sandro la acompañó al bungalow después de un largo paseo por la playa donde se habían besado como esa playa y esa luna lo requerían, ella lo dejó entrar apenas él le apoyó una mano en el hombro, se dejó amar toda la noche, oyó extrañas cosas, aprendió diferencias, durmió lentamente, saboreando cada minuto del largo silencio bajo un mosquitero casi inconcebible. Para Mauricio fue la siesta, después de un almuerzo en que sus rodillas habían encontrado los muslos de Anna, acompañarla a su piso, murmurar un hasta luego frente a la puerta, ver cómo Anna demoraba la mano en el pestillo, entrar con ella, perderse en un placer que sólo los liberó por la noche, cuando ya algunos se preguntaban si no estarían enfermos y Vera sonreía inciertamente entre dos tragos, quemándose la lengua con una mezcla de Campari y ron keniano que Sandro batía en el bar para asombro de Moto y de Nikuku, esos europeos acabarían todos locos.



Julio Cortázar

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...