Premoniciones sobre cuatro ruedas



La madrugada del 20 diciembre, Webster explotó en medio de una calle lluviosa de Madrid y a partir de ahí todo fue un poco cuesta abajo...

Quizá por mi cultura galaica o simplemente porque me gusta creer en la magia, bajo la lluvia, observando lo que quedaba de mi coche, no pude evitar sentir un escalofrío esa noche. Algo ya no pintaba bien el día anterior, y efectivamente, los siguientes fueron una serie de catastróficas desdichas, propios de un mal cuento de Navidad.

La historia de mi vida reciente siempre ha ido muy ligada a mis coches. No es casualidad que a todos les haya puesto nombre: desde Rizo, pasando por Sonic y ahora con Webster. Puede que tenga predilección por el hecho de poseer un coche, pero lo que he sentido siempre con este objeto de colección mundana, es el perfecto alineamiento con valores que son esenciales para mi: libertad y autonomía. 

Para un chico de pueblo con una historia familiar como la mía, tener algo en lo que huir ha sido un sueño desde siempre... ¡Como no enamorarse entonces cuando la idea se convierte en palpable! Webster ha sido para mi, igual que los anteriores, un objeto inanimado cobrando vida en mis aventuras y desventuras, mi compañero de viajes, el ansiado caballo blanco.

Con mi viejo amigo en el taller, destrozado por las llamas, llegó una pandemia mundial para aislarme todavía más y azotarnos a todos. Muchas veces he pensado en él, frío, roto, lleno de cables, en una nave paralizada por el estado de alarma. ¿Acaso entonces no era de nuevo una premonición de lo que estaba por venir?

Hoy, seis meses después, el mismo día que los muertos por Coronavirus en España alcanzan la esperada cifra de cero, me han llamado del taller para decirme que Webster ya ha salido de su particular ingreso. Ya sé que es solo un coche, y que exagero cuando digo que lo echo mucho de menos, pero de nuevo, ha vuelto justo para "desescalar" con nosotros esta pesadilla. 

Su primer viaje será el jueves, curiosamente para llevarnos a Colmenar, dónde van a hacernos las pruebas rápidas del Covid19. Son justo las 20.00 ahora, los aplausos se han intensificado por esa buena noticia de cero fallecimientos y yo estoy seguro de que a pesar de ser lunes, las cosas van a ir por fin un poquito mejor. Bienvenido a casa.

Arosa.

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...