Pequeños vaqueros

No había flecha que le pudiera hacer daño a Lucas, durante ese trepidante juego que se habían inventado en el patio del colegio. ¡Ríndete si quieres seguir con vida! Se oía a lo lejos mientras los profesores sorbían el primer café de la mañana. ¡A los caballos, a los caballos!

Las flechas imaginarias silbaban en los oídos de Lucas, mientras en su cabeza urdía un plan para vencer a los indios que se asomaban por detrás de la profesora de plástica.

¡Lucía! ¡Te rescataremos! Y al volver a escuchar su antiguo nombre, algo punzante, atravesó su corazón de vaquero.



Arosa.

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...