La Habitación





¿Qué hago aquí de nuevo? Solo. Cómo en la repetición más burda. Como el disco rallado en la pista más escuchada. No entiendo nada. De repente son las notas ya conocidas las que más me aterran. Y sin embargo, desde esta habitación grande, gigante, brota una especie de hedor a lo de siempre.

Quién insiste en señalarte y gritar lo que tienes que hacer, lo que debes. Cómo tomar decisiones acertadas con tanto ruido, con este olor... 

Bajo la cama está gruñendo el pasado. El reloj de la mesilla, que nunca ha dicho nada, grita también su asfixiante tic tac. Que macabro es el devenir. Imparable. Superficial. Nimio.

Mañana es lunes. Lunes es de nuevo en siete días, y en catorce. Son los lunes los que han matado cualquier atisbo de locura sana. Son ellos y los martes, y los miércoles y cada día con sus impertérritas horas que matan como puñales negros.

¿Qué hago volviendo a elegir? Solo. De la misma manera en que cubres el burocrático sistema de elección de caminos. Una equis en el calendario, con pulso menos firme que hace dos años. Una equis dos años más vieja, cayendo, negra y titubeante sobre febrero.

Como uno a las personas que me sostienen, a través de una pequeña pantalla blanca, malvada y fría. De la misma manera sostengo mis ganas de llorar ubicadas justo justo, entre el esófago y la parte superior de mi garganta. Un fino hilo quebradizo, de cristal quemado, de negros recuerdos.

Sobre la cama se posan los restos de aquellas comidas a domicilio, las astillas de los muebles de Ikea y las fichas de un Monopoly inacabado. Claro que no me gusta perder, porque pierdo constantemente.

En media hora son las doce. Las doce naranjas que se proyectan en la pared, que empañan todo y ruedan como mantras, cuidándome lo justo para no caer por el balcón. Añoro las campanadas eternas, el viento constante y tu risa. Tu simple y llana risa.

Duermo, y el silencio, una vez más, me arropa envenenado. Alguien susurra a mi lado: no dejes que te digan que armas debes usar, porque ambos sabemos, que no podrás elegir, ella te elegirá a ti, para cubrirte de nuevo de barro, para cuidarte de ahí afuera. Duermo...

Dié

0 comentarios:

Publicar un comentario

Plasma e firma

O que me vai facer famoso

O que quero que vexas

¿De qué quieres trabajar?

Todo huele diferente. El primer día me tomé un vermú. Técnicamente ese día todavía estaba de alta en la empresa de fabricación de bloques en...