Rezuma la roja esperanza
callada de holgadas palizas,
subiendo la escala sagrada
del odio y el amor a escondidas.
Sublime el poeta sufriendo
bebía la sangre encauzada
del hombre fruto del deseo,
de una fría noche vetada.
Bebía. bebía la calma
de estrellas, de cielo, de vino,
borracho y cansado del alma.
Corría, corría la vida
por suelos rodados de escarcha
y un muerto gritaba al alba:
¡Poeta!
Die
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Plasma e firma